Un mantel rojo para veinte tipos de sonrisa
9,30 Fújur me despierta a lametones. Como con dulzura no funciona, sus sesenta kilos saltan directamente sobre mi cara.
9, 31 Ducha (demasiado corta)
9, 32 Café y música.
9, 33 Desayunos para Fujur, la Bestia y las tortugas.
9, 34 Cambio un beso por un cola-cao.
9,36 Mi familia y otros animales se van de paseo.
9, 37 El mantel de cuadrados rojos vuela sobre la mesa. Pienso en mi abuela. Los días de calor, solíamos sacar una mesita y dos sillas bajo la sombra del balcón; ella ponía un mantel de cuadros rojos y blancos con servilletas a juego, yo preparaba los platos de espagueti bien recubiertos de queso viejo. Y mientras ella me hablaba de mi pasado, yo entendía mi presente.
10,00 Un ramillete de margaritas es el primero en ocupar su lugar en la mesa. Este será mi detalle. Dicen que en los detalles está Dios. A continuación, todo lo demás.
11,00 Suena el teléfono.
….
-Estén tranquila, todo va a ir bien.
-Lo sé, no te preocupes. Estoy bien, respondo sorprendida.
…
¿Por qué iba a preocuparme? Ya no se trata de exámenes, sino de amigos y espero que ya seamos lo suficientemente viejos para que los complejos y los juicios precipitados hayan desaparecido tras las huellas que han dejado nuestros errores. Los más valientes no han cuestionado la compañía y vendrán porque sí, alguno considerará los beneficios y ninguno alzará su espada para defenderse del calor del vino.
11,30 Mi coche se empapa con los aromas del pan recién hecho y de la empanada todavía humeante.
12,00 Enciendo el ordenador y lo preparo para imprimir dibujos para los niños, saco mi caja de colores, escondo las chuches hasta los postres y programo en la tele su canal de dibus favorito.
13,00 Llegan los primeros invitados. El brujo, la princesa Calpurnia y sus dos hijas invaden la cocina.
13,01 La mayor de las niñas, se prepara un tentempié y espera pacientemente frente a la televisión a que empiece la fiesta. La más pequeña galopa por el pasillo. Su madre ha tomado las riendas de la cocina. No sé si soy yo la lenta o ella la que ha olvidado como se comporta un invitado, pero se pone a trabajar de inmediato.
13,02 Los postres que la princesa Calpurnia ha preparado se instalan orgullosos en la nevera. Son magníficos.
13,30 Llegan nuevos invitados. Barba Roja, su esposa la sirena y su hija asoman la nariz entre los pucheros. Aún recuerdo cuando mi hermana y su mejor amiga se peleaban por su barba. Tampoco puedo olvidar el día que fue padre, el día que fue derribado y el día que eligió levantarse y volver a empezar.
13,31 Me sonrío porque ya he perdido el control de la situación, así que a partir de ese momento me dejo llevar. Gracias a Dios, Calpurnia me mantiene alerta y no deja que me pierda entre las emociones.
14,00 La hechicera, su esposo y sus cachorros llegan con regalos: mi pastel de membrillo favorito, un diploma que me otorga el honor de ayudar a las almas perdidas y unas alas nuevas. Me gustan las alas y me gusta que ellos crean que me las merezco.
14,10 La mujer Corsario, su desparpajo y su timonel gritan desde estribor. Flores y corazones llegan acompañados de más postres. Ya no puedo hacer nada. Mi nevera es la primera en rendirse.
15,00 Llega el último invitado. Peter Pan me da un beso tímidamente. Le admiro porque es la única persona que conozco que no le tiene miedo a palabras como “te quiero” o “te echo de menos” o “me encanta hablar contigo”.
15,01 ¡Pandilla de maleducados! ¡Han empezado a comer sin mí!
15,02 No llegan las sillas. Me siento feliz. Están todos. Busco una cámara de fotos y cuando pretendo inmortalizar este maravilloso momento, la princesa Calpurnia desaparece con la menor de sus hijas en brazos. No la vuelvo a ver hasta una hora después. La foto perfecta se va al garete.
17,00 Los grupos están formados. ¡Tontos! Si supierais lo increíbles que sois… si supierais lo difícil que es para todos… si comprendierais el milagro que es, que podamos estar juntos…. Pero todo se desarrolla según lo previsto, estoy con todos pero con ninguno. Nadie me habla porque me ven tan ocupada que no quieren molestarme. Sólo los niños se atreven a exigir mi total atención.
18,00 Corsarias, princesas, hechiceras, sirenas y campanillas comentamos la vergüenza que nos hacen pasar nuestros maridos. Y a pesar de nuestra capacidad para despojarles de toda dignidad, nos miran orgullosos.
19,00 Los niños suplican cinco minutos más. Los invitados y su sonrisa comienzan a irse. El mantel de cuadros rojos desaparece.
20,00 Entre las torres de platos y fuentes, Peter Pan y yo compartimos el último trozo de pastel de chocolate.
-Siento no haberte podido hacer más caso Peter Pan.
-No importa, ha sido perfecto porque te he visto feliz