Los lados opuestos de mis ideas

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Nunca me sentí tan sola como cuando el lado izquierdo de mi cerebro me abandonó. Todas las razones, estrategias y ángulos agudos se desmoronaron y sólo me quedaron las palabras.

Mi lado derecho atravesó la pena y se dirigió hacia el caleidoscopio de mi lóbulo frontal.

Craso error.

Todos los diques cedieron y mi pluma se desató.

Las musas se instalaron sobre mis pestañas y se acabaron las peleas entre lo que es y lo que parece. La guerra entre mis ideas y mis sueños no era necesaria, ya no había fronteras de prejuicios que bloquearan el paso a mi delegación de fantasías.

Los colores de mis letras bajaron por el resbalillo de las líneas de mi cuaderno y comprendí que las sinrazones de mi lado izquierdo no habían sido más que un lastre.

Definitivamente mi lado derecho y yo estábamos mejor sin él.