Expectativa laboral
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Quién pudiera ser bandida.
Tan imperfecta como un chaparrón en una tarde de verano, con viento en las venas y cuentos de hadas en la cabeza.
Vivir peligrosamente, sin otro anhelo que perseguir el ocaso, en caída libre, con el corazón a salvo tras un muro de soledad.
Rescatando a la luna cuando pierde la cabeza y se lanza al abismo, harta de tanto deseo y tan poca iniciativa.
Trazando estrategias de defensa contra fuegos artificiales y estrellas fugaces. Planeando una noche salvaje en la que poner al día cicatrices y despedidas.
Pero sólo sería un trabajo temporal, tarde o temprano la bandida asaltará tu piel en busca de un contrato indefinido.