Ej.3 La maleta

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Desde hacía años sólo cenaba una taza de leche caliente con un poco de pan, así que, no tardó más de diez minutos en dejar recogida la cocina. Fue hacia la chimenea y besó la foto de su hijo fallecido hacía veinte años. Mientras la abrazaba, rogó a Dios una vez más que esa fuera la última noche. Apago la luz y se fue a su habitación.

Sacó la maleta del armario. La revisó de nuevo.

El traje oscuro, los zapatos negros, una combinación gruesa, las medias negras, una braga nueva, su rosario del padre Pío y las dos monedas para el barquero que la llevaría al otro lado.

Todo estaba en orden. Cerró la maleta y la puso al otro lado de la cama.

Se puso el camisón y sentada en el borde del lecho rezó un padre nuestro y un ave maría. Tomó la pastilla para el corazón con un sorbo de agua y se acostó. Apagó la luz.

Se despertó antes que el sol. Guardó la maleta en el armario y se vistió para ir a misa.