Condenados
Convictos del silencio que tejen enredaderas hasta tu alma con palabras de cristal.
Ladrones de emociones que interpretan todas las vidas y descifran los latidos de tu piel.
Prisioneros de un amor en extinción que se aferran a sus cadenas y deshojan su corazón hasta dejarlo en carne viva.
Ángeles caídos entre pucheros, ruido y oficinas que abrazan pedacitos de luna y lanzan bengalas a las musas.
Plumas perdidas entre el cielo y el infierno que sólo pueden volar mientras rayan una página tras otra.
Peregrinos con la mochila llena de lápices de colores que se alimentan de tu pulso y de besos con sabor a nostalgia.
Rebeldes con demasiadas causas que juegan al escondite con la locura y siempre pierden.
Los sin nombre, los reconocerás porque siempre tienen los ojos muy abiertos, la espada afilada y huelen a ortografía.